No resulta sencillo definir con exactitud los sentimientos y mucho menos cuando se habla de relaciones de pareja. Sociólogos, psicólogos y hasta científicos han intentado explicar por qué dos personas se atraen o los motivos que hacen que alguien enamorado esté en una especie de nube que le cambia la vida. Al inicio de una relación es muy normal preguntarse por los propios sentimientos y es fácil no tener del todo claro qué es para ti esa persona que empiezas a descubrir.
Simplificando al máximo un tema tan complejo, se puede decir que en una relación de pareja hay tres estados básicos: atracción, enamoramiento y amor. Puedes encontrarte en cualquiera de estas fases o puede que tu caso sea el de una pareja estable, que a lo largo del tiempo pasa de una fase a otra con total normalidad. Por ejemplo un matrimonio de años es evidente que funciona porque hay amor aunque en determinados momentos regresen a la fase de enamoramiento y/o de atracción (indispensable para que esa pareja siga funcionando). Fíjate en las características de cada uno de estos estados y piensa en cual estás tú con tu pareja.
Es una primera fase básica para el inicio de la relación. Implica "misterio" y deseo de descubrir a la otra persona. El aspecto físico, la personalidad y la forma de ser son claves para que salte la chispa que despierte tu interés por alguien. La afinidad en gustos y aficiones o, por el contrario, las diferencias radicales que existan entre vosotros pueden ser el desencadenante de esa atracción. Te sientes atraída si:
La atracción puede dar paso, o no, al enamoramiento. Si estás enamorada lo sabrás sin duda porque simplemente no querrás separarte de él ni un momento. Romanticismos aparte, es un estado maravilloso pero necesariamente pasajero porque resultaría un "problema" estar constantemente en las nubes.
El proceso de enamoramiento es similar al de estar inmerso en una tensión emocional, las pupilas se dilatan, el corazón late con más rapidez, se acelera el proceso de coagulación de la sangre, el ritmo respiratorio aumenta su frecuencia y el organismo recibe más oxígeno, además de sudoración en las manos y la falta de sueño y apetito que puede presentarse debido al estado de alerta máxima en que se halla el organismo. Si estás enamorada:
Son muchos los "ingredientes" del amor: ternura, cariño, respeto, comprensión y sobre todo generosidad. Si piensas más en el bien de la otra persona que en ti misma, sin duda, le quieres. La atracción y el enamoramiento forman también parte del amor sobre todo en parejas estables (no son fases excluyentes sino interrelacionadas) pero puedes hablar de amor cuando:
Es un sentimiento negativo muchas veces relacionado con la baja autoestima. Sentirte atraída o estar enamorada de alguien no implica estar obsesionada con esa persona. Una relación obsesiva tiene elementos destructivos por lo que debe evitarse. Los celos y el egoísmo (quiero que siempre esté conmigo y que haga lo que yo quiero) son propios de estas situaciones que pueden evolucionar de forma favorable dando paso al amor o bien acabar necesariamente en una ruptura.
Saber si sigues enamorada de tu pareja comienza con mirarte al espejo y valorar si te gusta lo que refleja, si te sientes feliz junto a la persona con quien compartes tu vida actualmente, siendo absolutamente sincera contigo misma.
Tras el enamoramiento inicial en el que se sienten cosquillas en el estómago es lógico que llegue la calma, una estabilidad que crece con la confianza mutua y que debes sentir. De hecho, el flechazo no puede durar demasiado, ya que físicamente no podría soportarse tal tensión emocional.
Por otro lado debes plantearte si en tu mente siguen vivos los sueños de adolescente con la finalidad de encontrar a tu príncipe azul, sinónimo de que aún no has descubierto lo que es amar. Y es que con el tiempo la vida de pareja dista mucho de las novelas románticas. Tus metas deben apoyarse y sustentarse en la riqueza individual de cada uno que ambos compartís, asumiendo las virtudes y defectos.
Finalmente, ¿te imaginas toda tu vida a su lado? Posiblemente esta sea la cuestión definitiva que aclare tus sentimientos, pues cuando una persona no está verdaderamente enamorada, todo es provisional.