El verano está aquí y el objetivo que perseguimos cada año es lucir una piel sana y bronceada. “Hay que tener una buena relación con el sol, teniendo en cuenta que no es tu amigo ni tu enemigo. Es importante tener sentido común, aprovechar sus beneficios y evitar sus perjuicios”, nos comenta la doctora Adriana Ribé, experta en dermatología.
Según la doctora, los beneficios del sol son sensación de calor y bienestar, acción antidepresiva y síntesis de vitamina D, mientras que sus perjuicios son las quemaduras, manchas, fotoenvejecimiento y cáncer de piel.
Para evitar estos perjuicios del sol y disfrutar sólo de sus beneficios, toma nota de la guía más completa y práctica para la correcta protección de la piel bajo el sol, antes, durante y después de la exposición. Además, se conseguirá un bronceado uniforme y duradero durante todo el verano, sin dañar la piel:
El protector solar ayuda a filtrar las radiaciones ultravioleta A y B, que son perjudiciales para la piel. Además, contribuye a conseguir un bronceado progresivo y evitar las complicaciones a corto plazo, como las quemaduras, y también consecuencias a largo plazo, como el fotoenvejecimiento o incluso el cáncer de piel. La doctora aconseja un factor de protección solar de 30 o superior y aplicar una cantidad adecuada media hora antes de salir de casa y después, ir repitiendo la aplicación cada dos horas. Además, los nuevos factores de protección aportan vitaminas para combatir los radicales libres y ácido hialurónico para hidratar.
Diversos estudios han demostrado variaciones muy importantes entre la eficacia de un fotoprotector determinada en el laboratorio y su efectividad real si no se aplica una cantidad suficiente y de forma correcta. La protección que proporciona un fotoprotector y que viene indicada por el SPF (factor de protección solar), se mide en el laboratorio aplicando 2 mg/cm2 sobre la piel de la espalda 30 minutos antes de la exposición a la radiación.
En condiciones reales nos aplicamos una cantidad mucho menor: entre 0,5 y 1,3 mg/cm2, por tanto el SPF (factor de protección solar) alcanzado en la práctica en muchos casos corresponde al 20-50% del reflejado en la etiqueta del producto. Como norma general para cubrir todo el cuerpo debemos usar la capacidad de una mano llena de producto.
La experta nos recuerda que si estamos en la playa o en la piscina, hay que tener en cuenta que el protector que se utilice sea resistente al agua, ya que es importante ir refrescándose cada media hora. Así nos aseguramos que nuestra piel está protegida en todo momento. ¿Cómo broncearse más rápido?
La fotoprotección oral tiene la ventaja de proteger la totalidad de la piel sin estar sujeta a la forma de aplicación ni a su eliminación por el agua o el sudor. Contienen: betacarotenos, combinaciones de diversos antioxidantes (vitaminas C y E), polifenoles de té verde, polipodium leucotomus (un extracto de origen natural rico en polifenoles) y los ácidos grasos insaturados gamma-3, entre otros. Pero recuerda que deben combinarse con fotoprotectores tópicos.
Actualmente en el mercado hay incluso camisetas con factor de protección incorporado. Debemos protegernos del sol con sombreros, gorros, gafas de sol... Gracias a estos complementos además de protegernos aportaremos un toque “chic” a la protección solar.
Para proteger la piel antes de la exposición solar se recomiendan nutricosméticos con componentes que activen nuestras defensas naturales frente al sol y que contengan, además, vitaminas C, E y D y antioxidantes. Nos protegerán la piel frente al sol, aumentando nuestra capacidad de exponernos al sol.
Para un bronceado perfecto, es fundamental preparar el cuerpo actuando desde el interior: las infusiones son una gran ayuda. Las mejores son las de nogal y té verde. También las infusiones de arándanos y de caléndula tienen un efecto beneficioso para la piel y ayudan a incrementar el bronceado.
La doctora aconseja exponernos al sol antes de las 11h y después de las 16h y hacerlo de forma gradual. Las horas en las que el sol es más peligroso son de 12h a 15h.
Debemos exfoliar la piel una vez a la semana para eliminar las células muertas y conseguir que al broncearnos sea sobre una piel sana y uniforme. Esto ayudará a mantener el bronceado durante más tiempo. Además, recuerda que es importante cuidarse tanto en la ciudad como en la playa, de manera que una exfoliación por la mañana mientras nos duchamos mejorará el bronceado, ya que mantiene la piel estimulada mientras se regenera, preparándose aún más a la hora del bronceado. Eso sí, escoge un producto que contenga agentes hidratantes, emolientes y calmantes y evita emplear el clásico guante de crin ya que su acción es demasiado agresiva e irritante. Ficha nuestro exfoliante corporal casero de manzana totalmente natural. ¡Te encantará!
Exfolia la piel una vez por semana si tu piel es normal, si la piel es sensible cada diez días. El mejor momento es por la noche, de esa forma la piel tendrá tiempo de recuperarse y regenerarse antes de exponerse nuevamente al sol al día siguiente.
Para asegurar un bonito bronceado, dorado, luminoso y uniforme, es necesario cuidar la piel después de la exposición solar. La piel debe estar bien hidratada y cuidada, ya que en una piel seca el tono adquirido en los baños de sol desaparecerá con rapidez y la probabilidad de que aparezcan manchas será mayor.
Tras una jornada al sol, resulta indispensable limpiar cuidadosamente la piel para eliminar las impurezas, cloro, sal y los restos de crema solar. Elige un gel suave con pH neutro o bien un gel específico para después del sol. Empléalo en pequeñas cantidades y aclara después con abundante agua.
Evita los baños prolongados de agua caliente para evitar que aparezcan rojeces y grietas. Opta por un baño o ducha de agua tibia.
Después de la ducha le llega el turno a la hidratación, es indispensable emplear siempre un gel, crema o leche aftersun que además de refrescar la piel posee agentes hidratantes y nutritivos enriquecidos con vitaminas que suavizan y hacen que la piel quede aterciopelada, prologando y realzando el bronceado.
Aplícalos generosamente por todo el cuerpo efectuando un ligero masaje ascendente, comenzando en los tobillos hasta la parte superior de las piernas y glúteos, de esa forma activas la circulación sanguínea, la cual se ve comprometida durante el día debido al calor. En abdomen y escote se aplica el producto mediante movimientos circulares hasta su completa absorción.
Después de exponer la piel al sol, es muy importante aplicar cremas hidratantes con aloe vera, que hidraten la piel, la reparen y consigan mantener el bronceado más tiempo. Y es que, todo el mundo conoce esta planta por sus propiedades para después del sol, pero pocos conocen las sorprendentes capacidades que tiene para proteger de casi de todos los efectos dañinos del sol, pese a favorecer un bronceado estupendo. Además, es de gran ayuda para nuestro cabello gracias a sus propiedades hidratantes. El aloe vera, es ideal para acompañar la piel y el cabello antes, durante y después de la exposición al sol.
Por último, recuerda que la exposición al sol debe hacerse de forma progresiva para que la piel tenga el tiempo y produzca la cantidad adecuada de melanina. Es vital evitar las insolaciones ya que no sólo representan una molestia momentánea, sino que pueden causar el envejecimiento precoz e incluso, cáncer de piel.