Mascarillas caseras de frutas para una piel joven y ¡radiante!
Gracias a las elevadas cantidades de vitaminas y ácidos naturales que contienen las frutas, una mascarilla hecha a base de ellas puede devolver juventud al rostro, suavidad y sobre todo sensación de limpieza.
La propia naturaleza nos aporta todo lo que necesitamos. Las frutas son un claro ejemplo de alimento sano que nos aporta vitaminas y antioxidantes en nuestro día a día, cuyos beneficios se traducen a largo plazo en calidad de vida. Estar fuerte y sana ante las desavenencias climatológicas y además verte guapa es el objetivo que debes marcarte. En definitiva, sentirte bien por dentro y por fuera.
Una salud perfecta se refleja incluso en el estado de ánimo, y si complementas los buenos hábitos alimenticios con un cuidado externo continuado, te verás radiante todos los días.
Las esencias frutales logran dar a la piel un aspecto luminoso, libre de arrugas, dan tersura y elasticidad. Gracias a las elevadas cantidades de vitaminas y ácidos naturales que contienen las frutas, una mascarilla hecha a base de ellas puede devolver juventud al rostro, suavidad y sobre todo, sensación de limpieza.
Estas mascarillas caseras naturales ayudan a eliminar toda esa capa de células muertas que se acumulan a diario y que no permiten que tu piel respire. La idea de hacer un preparado en casa no es descabellada si tenemos en cuenta que la mayoría de los cosméticos del mercado, especialmente aquellos de origen natural, contienen un alto porcentaje de activos procedentes de las frutas.
Elige la mascarilla de frutas que mejor se adapta a tu piel
Manzana verde: Debemos triturarla con piel y sin los huesos centrales, para ello una licuadora es perfecta ya que crea una masa homogénea, algo fundamental para poder extenderla bien por el rostro. Calentamos la pasta de manzana en el microondas durante tres minutos y la aplicamos cuando enfríe. La manzana aporta vitaminas que sirven para iluminar la piel y nutrir las células. Especialmente indicada para prevenir espinillas en caso de pieles grasas.
Pera: Si tu piel tiene tendencia a sufrir granitos porque es muy grasa, te puedes aplicar 1 o 2 veces por semana una mascarilla de frutas casera que elaborarás triturando una pera o una manzana. ¡Así de fácil! Clarificará la piel y la dejará limpia, fresca, fina y libre de impurezas, sin resecarla.
Cítricos: Los limones y las naranjas son ricos en vitamina C, antioxidantes que ayudan a mantener una buena salud celular. Esta vitamina además es potenciadora de la producción del colágeno en el organismo por lo que la sensación de elasticidad y juventud en la piel será notable. Indicada para las primeras arrugas y exfoliación de la piel. Se mezcla el zumo de limón o naranja con dos cucharadas de miel. Aplicar directamente en el cutis. Otra mascarilla ideal para pieles mixtas y grasas que presentan poros abiertos: mezcla tres cucharadas de yogur natural con dos cucharaditas de avena y la ralladura de 1/2 naranja. ¡Cutis purificado! Si lo que necesitas es hidratación pura y dura, mezcla una clara de huevo con dos cucharadas soperas de zumo de naranja y aplica en rostro y cuello con un pincel. Relájate y deja que actúe durante 15-20 minutos.
Banana: El plátano está indicado para las pieles más secas, ya que hidrata en profundidad. La masa debe estar templada para que se enfríe sobre la piel, y la mezcla debe hacerse con dos cucharadas de miel y tres de avena. La hidratación a través del alto contenido en glucosa se ve reflejada desde la primera aplicación.
Fresas: Son geniales como astringente, previenen arrugas, aclaran la piel, suavizan y blanquean el cutis. La mezcla se crea con dos fresas trituradas de buen tamaño más la clara de un huevo a punto de nieve. Tras la aplicación notarás la piel más húmeda y elástica. A su vez, por su riqueza en ácido fólico, vitamina C y potasio, las fresas son un remedio eficaz para hidratar las pieles más secas y desnutridas. Despídete de tu cutis reseco preparando una loción natural mezclando fresas licuadas con leche fresca y aplícatela sobre el cutis tres veces al día -mañana, mediodía y noche-. Deja que actúe hasta que se seque y después aclara con abundante agua tibia o, aún mejor, con agua de rosas o de azahar. En pocos días presumirás de un rostro terso e hidratado, ¡prometido!
Además, la aplicación de rodajas de fruta directamente sobre la piel es beneficiosa para prevenir hinchazón en zonas como ojeras o papada. El kiwi, el pepino o la papaya tienen propiedades relajantes que en complemento con alguna de las mascarillas anteriores te ayudarán a aumentar el aporte vitamínico.
Debe aplicarse (siempre con la piel limpia) con movimientos rotativos ascendentes y siguiendo el contorno del rostro. El masaje debe ser suave y con las yemas de los dedos.
Para obtener un mejor resultado la relajación es crucial, el efecto será más notable si los músculos de la cara no están en tensión. No gesticules y relájate mientras los activos penetran en la piel.
No sobrepases los 15 minutos de aplicación y aclara el rostro en profundidad con agua tibia. En pieles grasas y siempre que quieras potenciar el efecto tensor, finaliza el aclarado con agua fría.