Se impone la manga corta, los tops o los escotes palabra de honor y para lucirlos con el mejor estilo, hombros y brazos firmes y tonificados son el mejor complemento. Con el paso del tiempo, la flacidez es una verdadera amenaza para tus brazos, algo que puede combatirse de forma muy sencilla con un poco de constancia.
La flacidez es una alteración de los tejidos de la piel que se caracteriza por la pérdida de tono y elasticidad. El paso del tiempo produce una pérdida de firmeza debido a que el colágeno y la elastina se reducen a medida que pasan los años. Una de las zonas en las que más se aprecia la falta de tonicidad son los brazos, haciendo que la parte posterior se descuelgue.
La primera medida para conseguir reafirmar los brazos es ponerlos en movimiento. Una forma muy sencilla de comenzar a ejercitarlos es moverlos mientras andes, no los dejes pegados al cuerpo, muévelos articulando hasta los hombros.
Además, la ducha diaria es perfecta para eliminar las impurezas en hombros y brazos. Frota la zona suavemente con un guante de crin y utiliza un producto exfoliante una vez por semana.
Actualmente existen excelentes productos de tratamiento en forma de loción, gel o crema que mejoran la elasticidad y firmeza de la piel. La rosa mosqueta, aceites vegetales, vitaminas A, E y F, colágeno… son algunos de los activos que se incluyen frecuentemente en las formulaciones reafirmantes. Aplícalos a diario tras la ducha mediante un suave masaje en sentido ascendente y finaliza pellizcando suavemente la zona con las manos para activar la circulación.
Además de los anteriores consejos de belleza, ejercicios específicos de tonificación son fundamentales para sentir la diferencia. La tabla de ejercicios que te proponemos está pensada para realizarla dos o tres veces en semana, según tu condición física. Te llevará unos 20 minutos y notarás sus resultados en menos de un mes. Con ella, además, conseguirás mejorar la postura general, acostumbrándote a mantener la espalda erguida, y ejercitarás tus músculos pectorales, el sostén natural de tus senos.
Comienza realizando un ligero calentamiento que consista en girar los hombros (5 veces hacia adelante y cinco hacia atrás) y también los brazos, entendiéndolos (en cruz) y haciendo rotaciones, primero con las palmas hacia arriba y luego hacia abajo (10 veces en cada sentido). Aumenta la intensidad de los ejercicios cogiendo unas pesas pequeñas, o en su defecto, un par de botellitas de agua, así notarás los resultados más rápido.
1. En posición erguida y con los pies ligeramente separados, haz una zancada (avanzando un paso y flexionando la rodilla derecha) mientras estiras ambos brazos (derecho arriba e izquierdo abajo). Mantén la posición haciendo suaves rebotes con ambos brazos. Regresa al punto de partida y repite con la pierna contraria. Para aumentar la efectividad del ejercicio, intenta hacerlo sujetando un peso o mancuerna en cada mano (1-1´5 kg.) 2. De pie con los brazos estirados hacia adelante a la altura de los hombros, y los puños cerrados hacia abajo, haz dos movimientos seguidos:
3. Con ayuda de las pesas y desde la posición inicial, eleva lentamente los brazos hasta la altura de los hombros (cruz). Sube el derecho hasta dejarlo vertical (formará con el izquierdo un ángulo de 90º). Dobla SOLO el antebrazo pasando la pesa por detrás de tu cabeza y vuelve a estirar. Repite al menos 6-8 veces y cambia para realizar el ejercicio con el brazo contrario.
4. Flexiones. Son duras pero si estás mínimamente en forma, son uno de los ejercicios más eficaces para tonificar bíceps y tríceps especialmente si las haces colocando tus manos de manera que las palmas formen un triángulo (apoyándolas en el suelo y uniendo ambos pulgares y ambos índices). Boca abajo, con los pies estirados y apoyados en los dedos y los brazos estirados con las palmas apoyadas (según descripción), intenta bajar el tronco y volver a subir al menos tres veces (podrás incrementar las repeticiones a medida que el ejercicio te resulte más sencillo).
5. Para compensar el esfuerzo anterior, haz seguidamente un ejercicio muy sencillo y básico. Con los brazos estirados en cruz dobla los codos repitiendo el movimiento al menos 10 veces, primero con las palmas hacia arriba (tocándote los hombros) y luego hacia abajo (llegando a la axila). Mejor con pesas.
6. Sentada en una silla, con las piernas juntas y los pies completamente apoyados en el suelo, mantén la espalda erguida y estira los brazos en cruz. Lleva las manos hacia el frente, girando los brazos hacia delante, y después dirígelos hacia atrás, girando a su vez los hombros. Haz 10 series de 8 repeticiones, descansando 30 segundos entre serie. ¡Siente cómo trabajas los brazos, los hombros y los pectorales!
7. Sentada en el filo de un banco o silla (confirma que no se mueva) con las piernas ligeramente separadas y las manos agarrando el asiento (tus dedos quedarán por debajo). Ve hasta el extremo y sepárate unos centímetros para que puedas bajar el culete hasta donde llegues (flexionarás los codos). Vuelve a subir y descansa unos segundos antes de repetir el ejercicio.
8. De pie, flexiona la pierna izquierda sobre el extremo de la silla. Inclina después el cuerpo hacia delante apoyando la mano izquierda sobre el asiento y coloca el brazo derecho estirado por detrás. Se deja el codo a la altura del hombro y se flexiona hacia delante el antebrazo. Estira y flexiona alternativamente manteniendo durante la ejecución del ejercicio el codo a la altura del hombro, balanceando únicamente el antebrazo. Haz 10 series de 8 repeticiones con cada brazo, descansando 30 segundos entre serie. ¡Te olvidarás de los clásicos descolgamientos en los tríceps!
Después de la rutina de ejercicios te vendrá fenomenal practicar estiramientos, ideales para prevenir lesiones y relajar la musculatura, favoreciendo su desarrollo.
Con un poco de constancia, la flacidez en tus brazos será algo inimaginable, pudiendo presumir de brazos firmes y tonificados.