Cómo debe ser la hamburguesa perfecta y qué tipo de pan elegir
El sabor, la textura, los ingredientes y hasta el tipo de pan que la cubre, dará como resultado la hamburguesa perfecta. Ficha las claves de los expertos en hamburguesas gourmet.
Son muchos los requisitos que debe cumplir una buena hamburguesa para ser considerada perfecta, empezando por la propia carne y el bun que la cubre, hasta las salsas y su acompañamiento. Y es que las hamburguesas son como los colores, hay gustos distintos para todas ellas, desde los que prefieren la carne muy hecha o devorarlas al punto, con más o menos queso y salsas, hasta aquellos que prefieren prescindir del clásico bun que tan bien las identifica.
Desde Timesburg, expertos en hamburguesas gourmet, nos cuentan cómo debe ser la hamburguesa ideal y qué tipo de pan elegir:
El pan
El pan es uno de los elementos imprescindibles para disfrutar de verdad de una buena hamburguesa. Un pan tierno y jugoso que combine con los ingredientes, debe empaparse sin romperse y no destacar en exceso, sino que acompañe tanto a la carne como al resto de elementos que forman el plato.
Debe ser un "bun" -como se le conoce en inglés- con un sabor propio que no compita con la carne, sino que la realce y la complemente. ¿y cuál es ese pan? Pues según los expertos no hay sólo uno, parece que hay más de los que pensamos y la elección perfecta depende no sólo de los ingredientes que acompañan a la carne, sino de nuestros gustos personales.
Aunque la hamburguesa es uno de los platos más conocidos de la gastronomía americana, ahora mismo podemos afirmar que es una receta universal a la que cada país le ha dado su impronta particular y eso se nota especialmente cuando hablamos de los panes. En nuestro país por ejemplo, es cada vez más habitual encontrar restaurantes que no sirven las hamburguesas en el convencional y un tanto demodé, bollo con semillas de sésamo. Las mejores hamburgueserías saben que el pan en fundamental a la hora de degustar sus especialidades y ofrecen una selección de panes pensados especialmente para cada comensal. Toma nota de las distintas variedades de buns para hamburguesa:
Tiene una corteza fina y crujiente con poca miga pero muy alveolada, realmente tierna y perfecta para que se empape en su justa medida con los jugos de la carne y las salsas, pero que aguante bien sin romperse ni desmoronarse. Al tener un sabor bastante neutro, combina a la perfección con cualquier hamburguesa, desde las más sencillas a las más completas.
2. Pan de mollete
Los molletes son panes muy blancos, de miga blanda y fina procedentes de Andalucía, donde se suelen comer aderezados con aceite de oliva y/o tomate en el desayuno. Eso nos da una idea de que hablamos de un bun muy adecuado para contener carnes jugosas y el resto de ingredientes que suelen llevar las hamburguesas.
3. Pan multicereal y de semillas de amapola
Tanto uno como otro son también elecciones perfectas para las hamburguesas. No son buns muy altos ni gruesos, de los que entorpecen la mordida, ni tampoco demasiado finos que impidan disfrutar del pan y saborear la combinación de ingredientes. Hablamos de panes modernos, muy en la línea de los gustos actuales, y siempre pensados para combinar con cualquiera de las elecciones que hagamos, además de tener un punto extra a su favor: son la opción más sana para disfrutar de las hamburguesas.
La carne
La carne es esencial a la hora de disfrutar de una hamburguesa perfecta. Básicamente debemos centrarnos en su calidad. Las hamburguesas 100% vacuno, wagyu, pollo o vegetariana (de tofu) son las más demandadas, cuya carne puede degustarse según preferencias, aunque generalmente se hacen al punto y a la parrilla, como más se disfruta de su jugosidad y su sabor.
Salsas y extras
Aunque hay quienes prefieren una hamburguesa lo más natural posible, sin disfrazar sabores, es cierto que una buena salsa barbacoa, kétchup o la típica mostaza pueden hacer que incluso mejore en grado sumo. También son muy importantes los aliños y los extras, como lechuga, tomate, cebolla, pepinillos o variantes de queso que aportan un plus de cremosidad (cheddar, brie, cabra, etc…), procurando combinar estratégicamente sin robar el protagonismo a la carne.