Las caminatas son una actividad accesible para la mayoría de las personas de cualquier edad y no requieren un desembolso económico ni un esfuerzo o disciplina excesivos. Caminar es un ejercicio fácil y al alcance de todos, que a veces subestimamos por el hecho de que podemos practicarlo en cualquier parte (en entornos naturales como el campo, el mar o la montaña, o en ambientes urbanos, como parques y calles de la ciudad) y no es necesario que se lleve a cabo dentro de un gimnasio.
Por si fuera poco, para caminar no hace falta disponer de un tiempo extra: pueden aprovecharse momentos cotidianos como la ida y vuelta al trabajo o al supermercado, que habitualmente se hacen en coche. Además, dar un breve paseo puede ser una opción ideal para desconectar del vertiginoso ritmo cotidiano, hacer mejor la digestión después de la comida o charlar con un amigo.
Caminar de manera habitual es favorable para la circulación de la sangre, activa la musculatura, lleva oxígeno a los pulmones y células, regula el tránsito intestinal, previene la osteoporosis, los trastornos del colesterol y el metabolismo. Pero, andar ofrece innumerables beneficios para nuestro cuerpo que van más allá del físico. Te los contamos todos para que no te lo pienses más y salgas a caminar:
Para muchas personas reducir gastos es una necesidad, y la cuota del gimnasio suele ser uno de los “extras” a eliminar para llegar a fin de mes, sin embargo, esto no debe confundirse con abandonar el deporte. Caminar no conlleva ningún coste económico y nos mantiene en forma mientras ahorramos.
Caminar 30 minutos al día supone un gasto de unas 1000 calorías a la semana. Es necesario andar 30 minutos de forma continua, ya que la grasa depositada se empieza a quemar a partir de los 20-25 minutos después de haber iniciado una actividad. Calcula aquí las calorías consumidas según el ejercicio realizado.
El cuerpo en movimiento reduce las calorías y aumenta la masa muscular, que, a su vez, necesita de mayor consumo energético para funcionar. Además, caminar evita el estreñimiento. Cuando caminas mueves el intestino, lo que facilita la evacuación de las heces.
Caminar a paso firme durante algo más de una hora al día reduce el riesgo de desarrollar cáncer de colon en un 20%.
En lo que respecta al cáncer de mama, además de ayudar a prevenirlo, mejora la recuperación de las mujeres que lo padecen en un 45% frente a las que no caminan, y aunque ciertamente no se trata del único ejercicio que ayuda a la recuperación de la enfermedad, sí es uno de los más completos y seguros.
La resistencia a la insulina es una indicación del riesgo de esta enfermedad, incluso en personas con niveles normales de glucosa. Un estudio británico ha demostrado que las personas que caminan experimentan una mejoría en la sensibilidad a la insulina.
Un estudio realizado en mujeres de 45 a 55 años ha demostrado que las que caminan como actividad frecuente tienen más deseo sexual y además disfrutan más de la intimidad.
A nivel del sistema cardiovascular, la actividad física aumenta la fuerza y la capacidad de bombear sangre de nuestro corazón. Además, las arterias tienen una mayor capacidad de dilatarse. Todo ello aumenta la cantidad de sangre que puede llegar a los músculos y otras zonas de nuestro cuerpo.
Un estudio realizado en mujeres de 32 a 70 años demostró que aquellas que caminaban 60 minutos diarios padecían muchas menos fibromialgias y jaquecas.
Caminar 30 minutos al día, cinco veces por semana, puede reducir de manera importante el riesgo de sufrir un ataque cerebral, por cuestiones de mejoras en el bombeo de la sangre.
La actividad física también disminuye el riesgo de ser hipertenso y en pacientes con hipertensión arterial reduce los valores de la presión arterial.
Caminar reduce el riesgo de depresión, aumenta los niveles de serotonina y nos hace estar más felices y relajados. La actividad física favorece la liberación de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. Pasear nos relaja y ayuda a pensar con claridad.
Solo hace falta tener en cuenta unas sencillas normas, que pasamos a exponer, para sacarle el máximo provecho al ejercicio. ¡Toma nota!
Andar, además de ser el más fácil de todos los ejercicios, es uno de los más eficaces para perder grasa y deshacerse de los kilos sobrantes. Es una práctica ideal para aquellas personas con sobrepeso promedio y también para las que no gozan de una condición física óptima.
La caminata a paso moderado sobre un terreno llano implica el movimiento de casi todos los músculos y huesos del cuerpo, tonifica, mejora la postura, hace trabajar los abdominales, combate la depresión, ayuda a dormir mejor, libera tensiones y quema grasa y calorías.
Dependiendo si te ejercitas al aire libre o en una cinta andadora percibirás distintas ventajas, decide cuál puede resultar más positiva para ti:
Aquellas personas con sobrepeso promedio que no poseen una condición física óptima deben andar unos 2 kilómetros al principio, entre 3 y 4 veces por semana. Si lo prefieren pueden contabilizarlo en tiempo, llegar a 30 minutos por sesión sería ideal.
A medida que el cuerpo adquiere forma física, pedirá incrementar el esfuerzo, se resuelve haciendo más enérgica y rápida la caminata. Además, se puede incrementar el tiempo hasta 1 hora.
La ropa debe ser cómoda, y el calzado, adecuado. Debe adquirirse un buen par de zapatillas de deporte que proporcionen suficiente soporte y amortiguación, se adapten bien a la estructura ósea de los pies y sean lo suficientemente flexibles, ya que de lo contrario los buenos propósitos pueden desvanecerse debido a las ampollas, las rozaduras y diversas molestias.
¿A qué esperas para sumarte a las caminatas?