Es muy habitual y sólo necesitas productos adecuados y un poquito más de tiempo para presumir de melena envidiable aunque tu tipo de cabello sea mixto. Resulta fácil de identificar porque su principal problema radica en una producción excesiva de las glándulas sebáceas del cuero cabelludo acompañada de una tendencia a la sequedad en medios y puntas que hace que en ciertas zonas el pelo se vea quebradizo y áspero. Las puntas abiertas son otro síntoma habitual que se agrava cuando utilizamos un champú para pelo graso en todo el cabello cuando nuestras puntas piden a gritos un tratamiento hidratante capaz de sellar las cutículas que forman la fibra capilar.
Lavar el cabello de forma adecuada es el primer paso para conseguir que luzca sano, brillante y sedoso. Si tu pelo es mixto, lo más recomendable es hacerlo siempre con un champú neutro, muy suave, capaz de mantener el equilibrio del cuero cabelludo, especialmente en aquellos casos en los que el exceso graso hace necesario el lavado frecuente (a diario). Resultan idóneos aquellos que contienen ingredientes capaces de limpiar sin agredir y de alimentar el cabello sin engrasarlo. Elastina, vitamina E, proteínas o germen de trigo son algunos de los componentes que no deben faltar en el champú destinado a tratar un cabello mixto, con independencia de que se trate de un pelo corto o largo.
Algunos estilistas opinan que otra opción es alternar distintos productos (hidratante - antigrasa) y conseguir así el deseado equilibrio, aunque la mayoría coincide en que lo mejor es un champú suave seguido de tratamientos específicos para cada zona del cabello. Las cremas acondicionadoras, los bálsamos y los tónicos capilares son ideales para cuidar tu pelo de manera "individualizada". Por ejemplo, tras un lavado, mejor con agua templada y siempre sin restregar con brusquedad, puedes aplicar una mascarilla pensada para combatir la grasa de las raíces y, antes de eliminarla, proteger tus puntas con un bálsamo reparador. De esta manera sacarás el mejor partido de cada uno de los cosméticos haciendo que actúen SOLO allí donde son necesarios.
Son muy efectivas a la hora de combatir "por sectores" los problemas capilares. Puedes reducir la grasa de las raíces con una simple mascarilla hecha con un yogur natural y el zumo de medio limón. Aplícala sólo en la parte superior de la cabeza y déjala actuar 15 minutos antes de lavar el cabello con un champú neutro.
En cambio, para nutrir e hidratar en profundidad medios y puntas, mezcla una yema de huevo con tres cucharadas de aceite de oliva y una de miel. Extiende la mascarilla por el pelo (no por el cuero cabelludo) y deja que realice su efecto reparador durante al menos 15 minutos. Un buena idea es alternar estas mascarillas, es decir, utilizar una vez a la semana una de ellas y la siguiente la otra. Es muy sencillo y con un poco de paciencia tu pelo tendrá un aspecto estupendo. Siliconas en el cabello ¿sí o no?
También los productos de acabado y la forma de tratar el cabello a la hora de peinarlo influyen en un buen resultado de un pelo mixto. Algunos detalles: