La obesidad es, al margen de clichés y prejuicios varios, un grave problema que se ha convertido, en la actualidad, en una de las primeras causas de mortalidad en los países desarrollados y en vías de desarrollo. El alto índice de población que sufre esta patología (sin distinguir sexos o edades) la ha convertido en un problema no solo social sino también de salud pública de primera magnitud.
La situación es más que preocupante. Las cifras lo demuestran. Ni más ni menos que el 15% de la población española padece obesidad, según una encuesta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Al margen de este porcentaje, otros estudios corroboran que un alto índice de los españoles no está en "su peso ideal" y busca maneras de adelgazar.
La necesidad de bajar peso, lejos de ser únicamente una cuestión social (de imagen) responde a una búsqueda de un estado saludable: la obesidad aumenta el riesgo de determinadas afecciones como la diabetes, la infertilidad, las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, digestivas y otros síndromes metabólicos. Las consecuencias del sobrepeso, además, también conllevan otras limitaciones físicas y psicológicas.
Investigadores alemanes descubrieron que un aumento de seis kilos resulta suficiente para que la salud se resienta de forma importante. Los científicos estudiaron la evolución de varios voluntarios delgados y constataron que, tras experimentar un aumento de peso moderado, los pacientes comenzaban a desarrollar resistencia a la insulina, alteración hormonal que favorece el aumento de peso y la tensión arterial.
"Este círculo vicioso no sólo puede desembocar en un síndrome metabólico y diabetes, además la insulina superflua en el flujo sanguíneo le indica a tu organismo que continúe almacenando más grasa", declara el doctor Johannes Erdmann, autor del estudio.
Adelgazar y mantener un peso óptimo no es fácil. La mayoría recurre al método de la dieta para lograr su ansiada meta de perder peso.
Sin embargo, las dietas repetidas y fracasadas producen, a la larga, daños físicos y psicológicos en las personas que las siguen. Tanto el tiempo como la perseverancia y la popularmente conocida como "fuerza de voluntad" son fundamentales a la hora de lograr la efectividad y, por eso, es muy recomendable la supervisión de centros de adelgazamiento y dietas con agenda y seguimiento diario.
Así, un régimen con garantías para la salud debe estar controlado por un médico, adaptado al organismo concreto de cada paciente, al que debe hacer perder entre un 5% y un 10% del peso en un plazo de tres a seis meses... Pero, el seguimiento y la voluntad no garantizan el éxito, sino que es necesario un enfoque multidisciplinar. Tal y como señalan los expertos: "la dieta por sí sola no basta".
Para ayudar a las dietas existen varios tipos de tratamientos: médicos, farmacológicos, alimentarios…así como tratamientos intervencionistas no quirúrgicos y en el caso de obesidad severa, la cirugía.
De los tratamientos intervencionistas no quirúrgicos, el balón intragástrico se alza como un método eficaz y seguro. De hecho, está demostrado que la ecuación Dieta + Balón es más efectiva que realizar solamente un régimen.
Este sistema está indicado para pérdidas de peso de entre 15 y 30 kilos, y es aconsejable para adolescentes, adultos y mayores. También es un paso previo recomendable para aquellos que padezcan obesidad mórbida y necesiten perder peso para reducir los riesgos antes de someterse a una operación.
El balón intragástrico se implanta de forma ambulatoria por vía endoscópica y sin anestesia general. El balón de silicona relleno de suero fisiológico, queda alojado en el estómago, proporcionando una sensación de saciedad. Tras un período máximo de 6 meses el balón se retira de la misma forma que fue colocado: a través del esófago y la boca. Su colocación, mantenimiento y retirada tienen escasos efectos secundarios.
Continúa el seguimiento. Para obtener los mejores resultados es preciso que todo el mecanismo de acción de la técnica se ponga en movimiento. Un equipo formado por especialistas del aparato digestivo, endrocrinos, nutricionistas y psicólogos ha de supervisar ese temido "día después" para conseguir que los logros conseguidos al perder peso perduren indefinidamente.